El holandés es el nuevo escolta del campeonato a 12 puntos de Norris. Un grosero error de McLaren terminó con Piastri segundo y el británico cuarto. Sainz logró otro podio para Williams.

 

Desde la carrera de Monza, McLaren hizo todo lo posible para que Max Verstappen llegara con posibilidades de pelear el título en la última fecha en Abu Dhabi. “¡Hay mundial en Yas Marina!”, fue la expresión que se repitió en el paddock de Lusail cuando el Red Bull cruzó la meta en primer lugar. Esa exclamación fue el grito que enterró -por enésima vez- el rótulo de “previsible” que ostentaba la temporada en la primera ronda en Melbourne: dominio absoluto de los papaya. A siete días del final del campeonato, el equipo de Woking , cometió un grosero error que dejó a su peor pesadilla a doce puntos de Lando Norris y desplazó al tercer lugar de la tabla a Oscar Piastri.

 

Norris pudo haberse quedado con el título en Catar con solo ganar. Sin embargo, luego de la clasificación del sábado, la primera opción era difícil. Al británico le tocó salir desde la segunda posición, obligado a superar a su compañero y retador por la corona. Además, tenía que cuidarse del holandés que ocupaba el tercer lugar; y no cometer un errror en los primeros metros que le podría costar posiciones. Cualquier deslíz complicaría su carrera en un trazado donde es complicado superar, aún contando con la ventaja del DRS.

 

 

En las primeras horas de la mañana del domingo, se agitaba un clima triunfalista en las redes sociales impulsado por la propia Fórmula Uno y la prensa británica. Explotaron al máximo la opción de campeonato de Norris con solo vencer. Subestimaron que al puntero de la tabla lo rodeaban en la parrilla sus adversarios más fuertes de la temporada. Piastri, que recuperó su fortaleza tras varias carreras desaparecido, y Verstappen, protagonista de la mayor remontada que se recuerde; dos huesos duros de roer que, fieles a su estilo, demostraron que la palabra «rendirse» no figura en su diccionario.

 

Piastri y Verstappen movieron bien en la salida. Norris reaccionó tarde. Esto permitió que el holandés igualara la línea del británico para ganarle la cuerda por el exterior de la curva 1. El golpe que no pudo dar Verstappen en la Quali, lo hizo en la partida: estar por delante de Norris. Piastri, al frente del pelotón, era el mayor beneficiado.

 

El Gran Premio de Catar tenía un plan de carrera para todos lo competidores desde hace tres semanas. Solo se podría girar un máximo de 25 vueltas con los neumáticos —sin importar su gama—. Las características del circuito, con sus bordillos y curvas que castigan duramente a las cubiertas, obligó esta recomendación de Pirelli. La prueba estaba pautada a 57, por lo que habría dos detenciones obligatorias. Pero el libreto se alteró en el séptimo giro con el incidente entre Nico Hülkenberg (Sauber) y Pierre Gasly (Alpine). El francés se abrió ancho en la curva 1 cuando era superando por el alemán y se tocaron. El Sauber terminó fuera de pista, llevándose por delante uno de los carteles que indican la velocidad.

 

 

Dirección de Carrera sacó el Safety Car para que retiren el Sauber y limpiaran la pista. La neutralización llevó a a los equipos a reformular la estrategia. El coche de seguridad permitió adelantar la primera parada. Red Bull, con Verstappen en segunda posición, fue el primero ingresar. Detrás de él, una oleada de coches asaltó el pit line.

 

Hubo un solo box que no cambió de planes. Increíblemente, McLaren creyó que no era acertado adelantar el pit stop y dejó a Piastri (P1) y Norris (P3) en pista. Los estrategas se confiaron que solo bastaba con el potencial del coche para recuperar posiciones cuando se detuvieran en la vuelta 25. Una lectura errada. No trecordaron que el circuito catarí es de difícil rebase y exigía un cuidado extra de las cubiertas.

 

El grosero error le sirvió en bandeja la victoria a Max Verstappen. También habilitó las posibilidades de podio para Carlos Sainz (Williams) y Kimi Antonelli (Mercedes). Piastri y Norris fueron arrastrados por su propio equipo a un laberinto del que era complicado salir.

 

 

Cuando se relanzó la carrera, en la vuelta 10, a los McLaren les costaba abrir la ventana que permitiera recuperar el primer y segundo lugar después de ingresar a boxes. Para peor, después de las detenciones, los papaya recortaban poca diferencia a un Verstappen que tenía aire limpio en la punta.

 

Bajo el régimen de 25 vueltas fijas, la carrera pasó más por los cálculos matemáticos que por la acción en pista. Verstappen (P1), Sainz (P2), Antonelli (P3), Piastri (P4) y Norris (P5); dependían de que los cronos jugaran a su favor. De los cinco candidatos al podio, solo uno tenía mínimas chances: Lando Norris. El líder del campeonato, desorientado al igual que su compañero por el error del equipo, necesitaba estar lo más cerca posible del italiano en los tiempos para ganarle la tercera posición en la segunda parada.

 

En la vuelta 37, la desesperación empujó a Noriris a perder el control en la curva 14. El auto tuvo un sobreviraje que lo llevó a pasar por arriba del piano. El contacto dañó el piso, causando una pérdida de ritmo que permitó a Verstappen —tercero y virtual puntero— ponerse a medio segundo del británico. El Red Bull no atacó. Inteligentemente se mostraba por los espejos para jugar con la psiquis de Norris. Como una maldición, en el giro 41, Piastri también se salió de pista en la misma curva que su compañero.

 

Los dos despistes, sumado a un desgaste temprano de los neumáticos, llevó a McLaren a adelantar la segunda parada. Primero llamaron a Piastri y luego a Norris. El ingreso del australiano fue prioridad para los de Woking, había logrado una ventana que le permitió salir por delante de Sainz y asegurarse la segunda posición. En cambio, Norris, con auto herido y aire sucio, quedaría detrás del español y de Antonelli en quinto lugar.

 

 

A partir de la vuelta 53, con una diferencia de casi 12 segundos y cuatro giros para la bandera a cuadros, Verstappen levantó el ritmo. Era la señal que ya tenía asegurada la victoria. Piastri, sabiendo que era imposible alcanzar al holandés, continuó empujando. Mientras que Norris buscaba desesperamente la tercera psoición, pero tenía por delante a Sainz (P3) y a Antonelli (P4).

 

El británico presionó al Mercedes en las últimas vueltas. Con DRS a su favor no podía superarlo. Antonelli tenía al líder del campeonato bajo control, como lo había hecho con Verstappen en Brasil. Sin embargo, a dos giros del final, tuvo un subviraje en la curva 10 que lo hizo salirse de pista. esto permitió a Norris subir al cuarto lugar.

 

El británico fue por Sainz. Pero el Williams del español tenía mejor ritmo que el McLaren, a pesar de que en las últimas vueltas reportó problemas con la rueda delantera derecha. Logró mantener una diferencia de -1.3s  para cruzar la meta tercero. La felicidad del equipo de Grove era indescriptible. Sainz, que tuvo un inicio de temporada muy complicado, está cerrando la segunda mitad del año con los mejores resultados de Williams en mucho tiempo: dos podios —Azerbaiyán y Catar— y un P3 en la Sprint de Austin. El tercer puesto también cayó en un fin de semana muy especial, el viernes se cumplieron cuatro años del fallecimiento de Frank Williams.

 

McLaren se metió solo en la boca del lobo. Un escenario que era previsible con los errores de estrategia —dentro y fuera de la pista— y las infames «Papaya Rules» que trastocaron varias carreras. No es un analisís oportunista con los resultados de Catar en la mano. Es el resultante de una serie de malas decisiones que abrió el campeonato a una definición de tres. Norris tendrá la ventaja en las combinaciones y Piastri se jugará a todo nada. Pero el otro actor, Max Verstappen, ahora sí, cree que la quinta corona es posible. Y el holandés nunca deja pasar el tren de las oportunidades.