Chris Amon el mejor piloto que nunca ganó en Fórmula Uno

Chris Amon el mejor piloto que nunca ganó en Fórmula Uno

Se trata quizás de una de las mayores injusticias de la historia de la F1.

 

 

Este neozelandés, jamás ganó un Gran Premio por puntos.

Obtuvo 11 podios en 96 Grandes Premios disputados. Finalizó quinto en la temporada de 1967 y octavo en 1970. Además triunfó en el  Trofeo Internacional BRDS inglés celebrado en Silverstone de 1970 y el Gran Premio de Argentina de 1971, carreras no puntuables de Fórmula 1.

Tal es así que una vez, Graham Hill dijo:

 

“El día en que Chris decida abrir una casa fúnebre, las personas dejarán de morir”.

 

Chris Amon- Foto Autosport
Chris Amon- Foto Autosport

 

Comenzó a manejar desde muy pequeño en la granja de su padre (a los 11 años un tractor era su diversión). A los 15, piloteaba un avión. A los 17, una Maserati 250F en algunos circuitos de Nueva Zelanda. A los 19, un Lola de Fórmula 1. Todo sucedió muy rápido. Cuando Chris firmó con Ferrari con solo 22 años (1966) nada hacia prever que solo meses después asumiría el pesado legado de ser el primer piloto tras la muerte de Lorenzo Bandini en Mónaco.

Tal vez, demoró mucho en tomar la decisión de abandonar Ferrari y cuando lo hizo (firmó con Matra en 1971), pero ya era tarde,

Las mejores épocas se habían ido de la mano de Jackie Stewart y Ken Tyrrel. Si bien en la F1 nunca ganó, en la categoría Sport fue uno de los pilotos más destacados.

Paradójicamente toda la mala suerte que no tuvo en la F1, si se le dio cuando gana las 24 Horas de Le Mans de 1966 con el equipo Ford y los que vieron la película Ford vs Ferrari saben a que me refiero. En esa carrera, cuando Ken Miles la tenia segura y por decisión de Ford deciden que los 3 autos cruzaran juntos la línea de meta,  Amon la gana ya que de acuerdo al reglamento de la época su auto fue el que más kilómetros recorrió.

 

 

 

Tozudo, Amon intento crear su propio equipo de Fórmula 1, pero no consiguió largar un GP. Chris decidió dejar el automovilismo a los 33 años para dedicarse al negocio familiar.

Fue nombrado Miembro de la Orden del Imperio Británico en 1993 y en 1995 ingresó en el Salón de la Fama de los Deportes de Nueva Zelanda.

Muchos periodistas de su época, lo definieron como, el mejor piloto que nunca ganó.