McLaren: Un poco de suerte los ayudó con el porpoising

McLaren: Un poco de suerte los ayudó con el porpoising

El McLaren MCL36 resultó el único monoplaza que redujo al mínimo los saltos derivados del Efecto Suelo. En Wolking aún tratan de adivinar como lo lograron. Un toque de fortuna que evoca una vieja enseñanza de Fangio.

 

Cada cierto tiempo la Fórmula Uno incorpora nuevos términos a su glosario. Este año, en Barcelona, surgió una nueva expresión que se convirtió en el terror de los ingenieros: Porpoising. Este fenómeno, que genera un rebote en el coche en plena recta -como si transitara sobre una calle empedrada-, encendió las alarmas en los equipos y reavivó la vieja polémica de fines de los setenta sobre el “Efecto Suelo”.

 

Antes de continuar como McLaren “encontró” la solución, es necesario explicar qué es el porpoising. En pocas palabras se trata de una pérdida súbita de carga aerodinámica.

 

Los autos con efecto suelo mejoran su rendimiento cuanto más rueden cerca del asfalto. A medida que ganan velocidad, la succión es mayor y esto pega el coche al suelo. El Talón de Aquiles se produce cuando hay una variación en la presión por una deficiente configuración del mismo o por irregularidades en el asfalto. En ese caso el efecto desaparece y el coche se eleva súbitamente. Sobre una recta es una molestia para el piloto, pero en una curva rápida se pierde adherencia y son altas las probabilidades de un violento despiste. Los viejos corredores de fines de los setenta aun recuerdan lo peligroso que era perder el auto, en una curva de alta velocidad, por la desaparición del efecto suelo.

 

En Montmeló, los equipos buscaron la solución para anular los saltos. Ningún equipo la encontró, al menos hasta ahora. Sin embargo, McLaren no tuvo muchos problemas con el porpoising como el resto de las escuderías. Es más, desde la primera salida a pista, el MCL36 mostró cierta “inmunidad” al inconveniente lo que facilitó a los ingenieros de Woking aplicar algunas soluciones que lo redujo al mínimo.

 

El McLaren MCL36 en Montmeló. (McLaren Racing)
El McLaren MCL36 en Montmeló. (McLaren Racing)

 

James Key, Director Técnico de McLaren, explicó como La Naranja dominó esa deficiencia. “Tuvimos -dijo- un par de elementos de prueba que parecían promoverlo un poco más. Pero luego de quitarlos lo redujo, por lo que también puedes arreglarlo aerodinámicamente”.

 

“Realmente no ha sido un tema para nosotros hasta ahora. No quiere decir que no pueda volver con un mayor desarrollo, por supuesto. Lo sufrimos un poco, pero no es una gran preocupación o una gran distracción para los pilotos”, explicó Key.

 

A primera vista, cualquiera diría que la solución fue encontrada luego de horas de análisis o, como en la Fórmula Uno, con los ingenieros quemándose el cerebro a contrarreloj. Pero el DT se sinceró y reconoció que hubo algo de fortuna. “Me encantaría demostrar que hemos sido súper inteligentes, pero la realidad es que esto es muy difícil de simular”.

 

Y amplía un poco más en la explicación técnica: “Se trata de la rigidez de los neumáticos y los modos de elevación del automóvil. Porque claramente, si está en sintonía con el chasis, ahí es cuando realmente ves que se apaga cuando obtienes una frecuencia natural”.

 

Key: "Mentiría si dijera que fue por diseño". (Getty Images)
Key: “Mentiría si dijera que fue por el diseño”. (Getty Images)

 

¿McLaren acertó con el diseño? El propio Kay se resiste a asegurar que el MCL36, en sí mismo, es la solución al porpoising. “Estaría mintiendo si dijera que fue por el diseño. Creo que es un fenómeno al que todos nos vamos a acostumbrar al correr en pista con estos autos. Y, con suerte, podemos solucionarlo a medida que pasa el tiempo y aprender a eliminarlo como un problema”.

 

Desde el miércoles pasado, el porpoising se convirtió en la nueva obsesión. Los equipos analizarán detenidamente cada una de las características del MCL36 para descubrir “la solución” que redujo al mínimo esa falencia del “Efecto Suelo”. Wolking no puede presumir su “secreto” simplemente porque tampoco saben que lo mitigó. Eso sí, admiten que tuvieron suerte.

 

Juan Manuel Fangio decía que había que tener un poco de suerte para triunfar. Pasan los años y las enseñanzas del viejo sabio de Balcarce continúan vigentes. Hoy lo comprobó McLaren.