Ante su gente, Checo Pérez fue el actor principal del Gran Premio de México. Presionó a Hamilton por el segundo lugar y si bien no lo superó obligó al británico a exprimir su Unidad de Potencia que está al límite de su utilidad.

 

Y el “Viejo Sabroso” tuvo el final que soñó: levantado en andas por su propio equipo ante su gente que no dejó de alentarlo. Sergio Pérez finalizó tercero pisándole los talones a un Lewis Hamilton que pasó de cazador de Max Verstappen a presa del tapatío en el “Hermanos Rodríguez”.

 

Si bien el mexicano no logró arrebatarle la segunda posición para que su compañero ampliara más la diferencia en el campeonato; obligó al siete veces campeón a exigir, más de lo planeado, la Unidad de Potencia del Mercedes que está al límite de su vida útil. Esa presión, para Red Bull, también se tomó como un triunfo a falta de cinco fechas para el final de la temporada.

 

“Quería hacer todo lo posible para anotar un uno-dos para mi equipo, pero eso no funcionó del todo. Me acerqué a Lewis, pero no me acerqué lo suficiente a él. Los fanáticos literalmente me llevaron, ¡podía escucharlos rugir en la sección del estadio!”, dijo un Checo emocionado ante la algarabía de sus compatriotas que colmaron las gradas.

 

 

“No me entristece la pérdida de la victoria porque sé que hoy no podría haber logrado más. Lo que más me enorgullece es que pude darle a la gente un podio por su apoyo único, eso significa mucho para mí. No puedo agradecerles lo suficiente, no hay mejor público que aquí en México”, remarcó.

 

Pérez se convirtió en el primer piloto mexicano en subir al podio del Gran Premio azteca. Pedro Rodríguez fue el que más cerca estuvo de lograrlo en 1968 con un BRM (Graham Hill se alzó con el triunfo aquella vez). Checo quebró el maleficio.

 

“Es un poco extraño lo que somos los pilotos de carreras: estamos tan obsesionados con el éxito que no podemos esperar el tercer lugar al principio. Pero esta vez es diferente. Porque no solo pude subir al podio frente a mis compatriotas, allí estaban casi todos los que me habían acompañado a lo largo de los años. Eso fue maravilloso”, reflexionó.

 

Y previamente, como no podía ser de otra manera, soltó una frase para la posteridad de la Fórmula Uno: “¡Increíble, eso fue simplemente increíble! ¿Dónde está el tequila?”. Salud, Checo.