El holandés dominó en Shangai. Norris cortó la serie de 1-2 al llegar segundo con el McLaren. Pérez arribó tercero. Alonso regaló los mejores momentos al principio y al final de la carrera.

 

La salida de dos Safety Car impidieron que Max Verstappen (Red Bull) convirtiera el Gran Premio de China en otra carrera monótona. El líder del campeonato se encontraba en una sintonía distina, mientras que el resto de la parrilla se peleaba por el segundo al vigésimo lugar. Fueron dos carreras en una. Y la más entretenida la lideró Lando Norris (McLaren) que fue escolta del holandés relegando a Sergio Pérez (Red Bull) al tercer escalón del podio.

 

La partida en Shangai fue prolija. Verstappen movió rápido y se hizo de la cuerda con facilidad. Sin embargo, lo atractivo se producía atrás. Fernando Alonso (Aston Martin), que salió desde el tercer lugar, le ganó el exterior al mexicano que largó segundo. Las tres primeras curvas fueron un duelo a la par que ganó el español.

 

En un mundo donde la lógica no cuadra en la temporada 2024, el Aston Martin contenía al todopoderoso RB20 de Checo. Al mismo tiempo se formaba, detrás de ellos, una fila india. Parecía un tren de dieciocho vagones con Alonso de locomotora. El efecto tapón que originó el asturiano permitió a Verstappen sacar una ventaja importante.

 

Tuvieron que pasar cuatro vueltas para que Pérez lograra superar al español. Fue lo máximo que aguantó el AMR23. Dos vueltas más tarde Norris lo bajaría a la cuarta posición. Pero el dos veces campeón anticipaba que sería uno de los animadores de la tarde.

 

La enorme preocupación de los aficionados era que Verstappen marcara una gran diferencia con el resto del pelotón. Aun con la detención de la dupla de Milton Keynes, en la vuelta 13, la sensación que imperaba, en las gradas y en la audiencia, era que se podría estar ante una de las mayores humillaciones del holandés sobre sus rivales.

 

 

Los peores temores se disiparon en la vuelta 20. Valtteri Bottas (Sauber) estacionó en la grava de la curva 10 con fallas en el motor. Dirección de Carrera lanzó un Virtual Safety Car. Esto permitió a Charles Leclerc (Ferrari) tirarse a la estrategia de una sola parada. Norris, que tampoco se detuvo, sabía que su rival por el podio era el monegasco y entró una vuelta después para jugar la misma carta.

 

Mientras tanto, los comisarios de pista tenían dificultades para retirar el coche de Bottas. Por la demora salió el Safety Car. La diferencia que estaba acumulando Verstappen quedó reducida a su mínima expresión. Pero en Red Bull no ven el vaso a medio llenar. Nuevamente llamaron a los dos pilotos para cambiar neumáticos. La parada gratis le aseguró la carrera a la escudería austriaca y solo debían administrarla hasta la bandera a cuadros.

 

Lo que no ocurrió en la largada, sucedió en el relanzamiento. Cuando se prestaban para reiniciar la carrera, en la curva 14 (la horquilla), se produjo un embotellamiento por la relentización de los coches de punta. Alonso tuvo que bloquear para no llevarse por delante a Carlos Sainz (Ferrari). Esto generó un efecto dominó que terminó con Lance Stroll chocando por detrás a Daniel Ricciardo. El RB del australiano, que se encontraba noveno, pegó un salto que dañó el piso.

 

 

La pesadilla no terminó para RB. En la curva 6, Kevin Magnussen intentó ganarle el interno a Yuki Tsunoda. El Haas salió muy abierto y golpeó la rueda trasera derecha del nipón. Con el auto detenido sobre el césped, tuvo que salir de nuevo el Safety Car. En el siguiente relanzamiento, Ricciardo, con el auto averiado, apenas pudo girar un par de vueltas antes de recibir la orden de abandono. RB se marchó temprano a Faenza.

 

En la segunda parte del Gran Premio había dos interrogantes: Qué podría hacer Alonso con neumáticos blandos (que cambió durante el Virtual Safety Car), y cuánto aguantarían las cubiertas duras de Norris y las Ferrari que apostaron a una sola detención.

 

Las gomas del asturiano duraron doce giros y solo ganó un puesto (superó a Sainz por la P5). En el box de Maranello reinaba la incertidumbre. Leclerc consultó por radio si fue correcta la estrategia y Sainz gestionaba para llegar hasta el final. Norris, en cambio, tenía todo bajo control. Con la segunda posición en el bolsillo, el británico mantenía a raya a Pérez con cinco segundos de diferencia y el McLaren no aceleraba la degradación.

 

 

Fernando Alonso puso la cereza del postre. Tras cambiar sus cubiertas blandas por medios, inició una remontada desde la P12. El objetivo de mínima era la P6 de George Russell, el de máxima la P5 de Sainz. Con trece vueltas por delante rebasó a Estaban Ocon, Nico Hülkenberg, Lewis Hamilton (al ir por él se fue de cola en la última curva) y Oscar Piastri. No le alcanzó para atacar a Russell, pero valió la pena el intento.

 

Max Verstappen cruzó la meta con +13.773s de ventaja sobre un Lando Norris que quebró la racha de 1-2 que se registraron desde el inicio del campeonato (tres de Red Bull y uno de Ferrari). Tercero llegó Checo Pérez. En el parque cerrado y en el podio, el gesto adusto del mexicano lo decía todo: sentía que le falló al equipo. Para cualquier mortal el tercer escalón del podio es un éxito, pero en Red Bull hay que mostrar un dominio absoluto. Es la filosofía de Milton Keynes. Al menos desde que el holandés domina la Fórmula Uno.