El líder del campeonato regresó a la victoria luego del mal paso en Imola y Mónaco. Norris selló el 1-2 para Woking. Verstappen estalló de furia contra Leclerc y protaginizó un serio incidente con Russell.
El australiano Oscar Piastri se impuso en el Gran Premio de España que se disputó este domingo en el trazado catalán de Montmeló. En segunda posición se ubicó su compañero Lando Norris que selló para McLaren el tercer 1-2 de la temporada.
El último escalón del podio fue para Charles Leclerc. Una posición sorpresiva. La Ferrari distaba de ser un candidato para el Top 3, pero un Safety Car oportuno, y el posterior relanzamiento, le permitió aprovecharse de un vulnerable Max Verstappen (Red Bull) que veía esfumarse el podio por el que había trabajado con una brillante estrategia que descolocó, principalmente, a los papaya.
Todo empezó en la vuelta 54, a doce giros del final, cuando el motor del Mercedes de Kimi Antenolli reventó en la curva 10. Verstappen, con una estrategia osada de tres paradas, estaba poniendo en aprietos a Norris por la segunda posición. El Safety Car, para retirar el coche del italiano, fue un alivio para el británico y habilitó una detención gratis.

El pelotón de punta ingresó rápidamente: Piastri, Norris, Verstappen, Leclerc, Russell, Hamilton y Hülkenberg –que finalizó quinto en una excelente carrera–. Casi todos cambiaron por neumáticos blandos, nuevos o usados; lo que les quedaba en stock. En cambio, Red Bull calzó gomas duras al holandés. Nadie comprendía el por qué. Tan desconcertante fue la decisión del equipo que el mismo Verstappen consultó por radio. La respuesta fue un balde de agua fría: era el único juego que le quedaba en el armario.
Para un stint final a seis vueltas –las que restaban al momento del relanzamiento– las blandas eran las cubiertas para cerrar la carrera. En cambio, las duras, no servían por las condiciones de pista del Circuit. Además, es un compuesto que tarda en tomar temperatura por lo que Verstappen sería presa fácil para todos los que estaban detrás de él.
Leclerc –cuarto– y Russell –quinto– se relamían ante la oportunidad. Seguían con atención los zigzagueos desesperados del holandés para que las gomas se calentaran. Cuando se realanzó la carrera empezó el drama del actual campeón. Al traccionar en la última curva, lanzado en velocidad, casi pierde el coche pero logró corregirlo. Esto permitió a Leclerc ganar la línea interna con roce mediante, mientras que Russell se preparaba para atacarlo en la curva 1. El Mercedes barrió al Red Bull que tuvo que transitar por la vía de escape, aún así pudo mantenerse por delante del británico.
Aquí es donde la polémica eclipsó la victoria de los McLaren. El box de Red Bull le pidió a Verstappen que devolviera la posición a Russell –intuían que habría sanción por la barrida–. Lejos de obedecer, estalló de furia por radio contra Russell y Leclerc. Lo peor estaba por llegar. Cuando parecía que devolvería la posición, estiró la frenada en la curva 4 y chocó al Mercedes. Los comisarios lo penalizaron con 10 segundos que lo bajó a la décima posición del clasificador.

En una vuelta y media, Max Verstappen, derrumbó todo lo que había construido con inteligencia. En la salida le había ganado el segundo lugar a Lando Norris aprovechando la parte limpia de la pista, mientras que Piastri se escapaba rápidamente en la punta. El ataque se olfateaba desde la Qualy. No eran pocos los que vaticinaban una reedición de la salida del año pasado. Fue un calco. El británico, esta vez en P2, volvió a reaccionar tarde y nuevamente llegó a la primera curva con Verstappen y Russell en los flancos.
Norris tardaría 11 vueltas para recuperar la posición. Pero, a diferencia de otras carreras, el holandés no ofreció resistencia. Red Bull ya tenía decidido jugar a tres paradas en vez de las dos que planificaba el resto. La estrategia descolocó al muro de Woking que gestionaba el 1-2 con Piastri a la cabeza. Y lo más preocupante era que no podían estirar la brecha. La diferencia entre Lando y Max no superaban los 5 segundos.
Los dos pases por boxes de los papaya no garantizaba el triunfo en yunta. Verstappen, en sus tres recambios, tiraba a fondo como si fuera una clasificación. Eran cinco o seis giros que lo ponían cerca de Norris y le permitía presionarlo.

Cuando Verstappen le pisaba los talones a Norris ocurrió el Safety Car de Antonelli. La neutralización frenó la estrategia de Milton Keynes y dio un respiro a los de Woking. Pero nadie sabía, y mucho menos Verstappen, que Red Bull se quedó sin neumáticos blandos para la mini carrera –y lo que traería aparejado–.
McLaren pudo sellar el 1-2. Oscar Piastri, luego de dos malos fines de semana en Imola y Mónaco, recuperó la iniciativa que le permitió extender a diez puntos la distancia con su compñaero en el campeonato. Para alcanzar esta victoria, el australiano gestionó a su manera la travesía por España: con frialdad. Dejó pasar los Libres 1 y dominó con ferocidad todas las salidas a pista a partir del segundo entrenamiento del viernes. El Método Piastri es tan simple y efectivo que nadie comprende que no pueda retrucarlo Norris y su equipo de trabajo.
Pero el australiano no deberá confiarse para la próxima ronda en Canadá. Su método será desafiado. No por Lando Norris, sino por Max Verstappen. Montreal, como Imola y Suzuka, es un escenario ideal para el RB21 en sus manos: rápido y trabado. En este tipo de trazados puede golpear a los McLaren y llevarse el premio gordo. Además, como es habitual cada vez que pierde los estribos, buscará limpiar la mala imagen con una faena que despierte admiración y respeto a pesar de su conducta. Piastri debe tenerlo en cuenta.
