Esa tarde, al bajar del podio del GP de Silverstone de 1977, se sintió cansado, James Hunt y Niki Lauda, los rivales a quienes trató de alcanzar durante 68 giros lo miraban intuyendo que algo no estaba bien en el eficaz piloto Sueco y mientras le palmeaban la espalda como hacen los amigos cuando consuelan a los suyos le preguntaban si se encontraba bien o si necesitaba algo.
El 7 de abril de 1968, figura como una de las fechas más tristes de la historia del automovilismo mundial, ese día, desaparecía físicamente Jim Clark, el piloto preferido de Colin Chapman, el “Invencible”, el “Escocés Volador”, el piloto que con su desaparición se adueñó de una de las leyendas más grandes de la historia del automovilismo en general.
El próximo domingo, la Fórmula 1 visitará el GP de Alemania a disputarse en el circuito de Hockenheim, allí, en ese circuito cuyos cimientos reposan en la región metropolitana de Rhein-Neckar, los que saben, dicen que en la leca de la curva 13 quedó desperdiciada la moral de Sebastian Vettel, cuando al gozar de los beneficios de correr en el patio de su casa, tiró a la basura una victoria asegurada.
Antes de James Hunt, la Fórmula 1 tuvo en sus filas a Francois Cevert un verdadero Playboy de la categoría.
Los pilotos de fórmula uno, a lo largo de la historia de este deporte, han despertado la pasión de miles de fanáticos, han suscitado la necesidad de encontrar al mejor de ellos, al más veloz, el más sagaz e inteligente. Pero esta búsqueda del verdadero “as del volante”, lejos de ser sencilla u objetiva, a generado diferentes controversias y discusiones entre los fanáticos, que con diferentes criterios nombran y renombran a las leyendas de este noble deporte.