Hans Heyer: El piloto fantasma

Hans Heyer: El piloto fantasma

El piloto alemán Hans Heyer tiene un lauro único en la Fórmula Uno: correr de colado un Gran Premio. Una de las anécdotas más deliciosas de la historia de la categoría.

 

 

Muchos de nosotros hemos soñado alguna vez, desde nuestra más lejana infancia, sentarnos en un F1 y pilotearlo. Algunos como yo,  sabiendo que es imposible, seguimos alimentando esa ilusión aunque estemos muy lejos de esa inocente etapa de la vida. Pero… hay alguien que llevó este deseo a un nivel supremo. A tal punto que decidió colarse en un Gran Premio; sí amigos, se coló. ¿Dónde y cuándo? Nada más y nada menos que en Alemania, en el año 1977 y ¿de quién estamos hablando?… de Hans Heyer.

Heyer fue un piloto local que tomó parte de esa competencia habiendo quedado fuera de la clasificación del día sábado. Eso no le impidió cumplir su sueño de estar presente en la carrera de casa -de manera ilegal claro está-. Pero vayamos a los hechos.

 

 

 

 

Hans Heyer | Derechos reservados del autor
Hans Heyer | Derechos reservados del autor

 

 

Este piloto no era ningún improvisado. Venía con una respetable trayectoria en diferentes categorías de turismo en su país. Obtuvo, entre otros logros, el campeonato europeo de turismo en 1974. Contaba solamente con un antecedente sobre monopostos, previo a su gran aventura, en Fórmula 2 -logrando un punto por un séptimo puesto-.

Pero ¿Cómo fue que se metió clandestinamente al Gran Premio? Pues bien, en las vísperas de la carrera, a disputarse ese año en Hockenheim en reemplazo de Nürburgring –descartado accidente de Niki Lauda el año anterior-, por una decisión que tuvo que ver más con lo comercial que con lo deportivo, Günther Schmidt, jefe de equipo del debutante ATS, decidió poner un segundo coche y fichar a Heyer. Con esto apuntaba que el piloto local podía aportar importantes sponsors a la escudería, además de contar también con un gran conocimiento del circuito, lo que en teoría podía darle alguna chance para clasificar -cosa que finalmente no ocurrió-.

El coche era un Penske PC4 del año anterior, lo que hizo las cosas un poco más difíciles. Heyer comenzaba los entrenamientos libres con tiempos que rondaban los dos minutos por vuelta, marcas que lo ubicaban en el puesto 27 -lejos de las 24 plazas disponibles para integrar la parrilla el domingo.

Con el devenir de la jornada logró bajar sus tiempos hasta alcanzar 1:57.58s quedando a solo 4 décimas del último clasificado. Estaba realmente cerca de lograrlo pero el día sábado quedó en el puesto 27 de la última tanda de clasificación.

 

 

Hans Heyer | Derechos reservados del autor
Hans Heyer | Derechos reservados del autor

 

 

Quedar fuera de la grilla no hizo que Heyer se diera por vencido. Cuando llegó el día de la carrera, el segundo hombre de ATS, se preparaba como si fuera a ser parte de la carrera. Según la normativa de la época, si algún piloto por algún motivo no podía tomar parte de la largada, los pilotos colocados del puesto 25 en adelante quedaban como suplentes. Pero siendo vigesimoséptimo sus chances eran prácticamente nulas -por no decir que era imposible-. Aún así, el alemán se calzó el buzo antiflama, el casco y los guantes, y permaneció en los boxes dentro del hermoso ATS esperando la oportunidad; o más bien un milagro pero eso no ocurrió o tal vez si…

El Gran Premio de Alemania se pone en marcha y la largada se torna caótica con toques en la primera curva entre Alan Jones y Clay Regazzoni. Tal fue el desconcierto que, mientras se sucedían las carambolas, nadie notó o no quisieron notar que el ATS amarillo N° 35 se ponía en marcha dirigiéndose de boxes a la pista. Los comisarios, que se comentaba eran amigos del local, miraron a un costado mientras el público, que se había percatado de lo que estaba ocurriendo, comenzó a festejar la actitud de aquel rebelde piloto local que vio la oportunidad de cumplir su sueño y no iba a permitir que alguien se lo impidiera. El público entendía lo que Heyer estaba haciendo y lo apoyaron, mientras que la dirección de carrera no podía (o no quería) darse cuenta.

El sueño de Heyer de correr en Fórmula 1, y nada menos en casa, duró apenas nueve vueltas. Problemas en la trasmisión provocó que abandonara la carrera. Recién, en ese momento, los comisarios descalificaron al alemán pero esto fue puramente anecdótico.

Heyer hizo historia en la Fórmula 1. Con tan solo 9 giros de contrabando, como un fantasma, cumplió su sueño. Hasta el día de hoy es el único que puede decir, con orgullo, “yo me colé en un Gran Premio de F1”.

No sé Ustedes, pero yo siento una profunda y sana envida por Hans Heyer, el PILOTO FANTASMA.